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“Elige lo que te funciona y aleja lo que te estaciona”

Por Marisa Gallardo

Fuente: www.vidaconalas.com

Creer que los hábitos que no te funcionan tienen vida propia y se aferran a ti como las raíces de un árbol a la tierra te aleja de ser libre. Dicha creencia te mantiene en una zona de confort, que aunque te disgusta te ofrece una sensación de falsa protección.

Los hábitos y las costumbres que te limitan tienen sus cimientos más profundos en las creencias y para mantenerse vivos se alimentan del pretexto y la justificación que son frases que utilizas para excusar tu falta de acción.

Las creencias son percepciones que tienes de cada cosa, es decir: si crees que algo es difícil es porque así lo ves, así lo interpretas y así lo percibes. Sin embargo, no porque lo creas tú significa que el resto del mundo lo tenga que creer, pues ¡tengo noticias!… hay tantas formas de ver las cosas como humanos en el mundo.

Identificarte con títulos y etiquetas como: soy flojo, soy inconstante, no tengo fuerza de voluntad y reafirmarlas con un “Así soy, qué le voy hacer” Además de ser percepciones pobres de tu ser, crean la soga que te esclaviza al estancamiento impidiendo tu evolución y progreso.

  1. La decisión es el primer paso para deshacer un hábito que no te funciona. A mi me gusta definir la decisión como la capacidad que posee una persona para ejercer su poder interior, ya que cuando decides, eliges.
  2. El segundo paso es reconocer que la mayoría de las veces tiene más peso en tu comportamiento lo que te dices sobre el hábito que el hábito en sí. Por ejemplo: Si fumas y tienes la idea de que el tabaco te relaja así lo hará y no tanto por sus componentes, sino por lo que piensas de él. Entonces ¿cómo puedes dejar algo que según tu pensamiento inconsciente te hace bien? Por más que alguien te diga que es dañino para la salud, mientras tengas la creencia de que a ti te relaja, ésta idea restará valor a lo demás. Pero si logras darte cuenta de que no es el tabaco lo que te relaja, sino tu pensamiento sobre él
    retomarás tu poder y se lo quitarás al habito, ya que eres el creador de tus creencias.
    Entonces pregúntate ¿Qué es lo que pienso sobre este habito? ¿Cómo es que le he dado poder sobre mi? Al responder comenzarás a deshacer el nudo que te sujeta a él.
  3. El cambio de perspectiva es el tercer paso. Cuando dejas de identificarte con los pensamientos que te esclavizaban al hábito es porque lograste hacer un cambio de perspectiva y ya no ves las cosas como antes. Retomando el ejemplo anterior si ya te diste cuenta de que eras tú dándole poder al tabaco a través de tu pensamiento. Ahora puedes decidir creer que la verdadera relajación es ser dueño de ti sin ayuda del tabaco o otras cosas.
  4. Por último el cuarto paso es comenzar a comportarte como la nueva creencia. Continuando con el ejemplo anterior, si ahora ya ves que la verdadera relajación es ser dueño de ti, haz en tu mente una imagen de cómo sería eso y comienza a comportarme de esa manera. Dos ingrediente básicos para que los cuatro pasos anteriores tengan resultados favorables es el compromiso y disfrutar el proceso. El compromiso y la decisión son primos hermanos que van de la mano y
    el disfrute genera el fruto.
    Recuerda que: “Los hábitos son elecciones que hacemos con la toma de decisiones”